CONFLICTO TELEFONICO:
Otra victoria de los trabajadores

 

 

¿QUIEN DIJO QUE NO SE PUEDE?
Lo novedoso en el conflicto de los telefónicos

por reenvío lavaca.org

Los trabajadores telefónicos de la Capital sostuvieron un conflicto inédito en muchos aspectos. Con metodologías infrecuentes en el sindicalismo (piquetes, escraches, tomas de edificios), con algo de la tradición anarquista de los años 20 y la combativa de los 70, pero con novedades absolutas como los pasantes (estudiantes de clase media de la UBA y universidades privadas atraídos por la promesa de convertirse en gerentes, que terminaron como activistas entusiastas mezclados con sus compañeros más viejos), consiguieron enfrentar a dos de las tres empresas más grandes del país: las telefónicas privatizadas. Datos de una lucha que abarca al oficialismo cegetista, a la CTA, al Partido Obrero, y a militantes sin partido: resolvieron no llamarse Consejo "Directivo" sino "Administrativo", porque consideran que la verdadera dirección corresponde s la asamblea.

El sindicato FOETRA Capital, que desarrolló un triunfo sindical que acaso termine siendo considerado histórico, tiene en la planta baja de su edificio un busto de Juan Domingo Perón, joven. A medida que se asciende puede accederse a las oficinas de Osvaldo Iadarola, (secretario del gremio y miembro del MTA, movimiento del cegetista Hugo Moyano), de Claudio Marín (de la CTA) y de otro de los voceros de estos días calientes y calurosos en que los obreros tomaron los edificios neurálgicos de Telefónica y Telecom, el encargado de prensa Sergio Sosto, integrante del Partido Obrero.
Sosto recibió a lavaca (Marín y Iadarola andaban con la agenda colapsada) en medio de una reunión con sus compañeros de gremio. Un veterano telefónico comentaba: "Esto, viejo, es histórico. Se rompió la idea de que no puede haber aumentos de sueldo". Otro de los presentes dijo: "Las acciones de Telecom en Wall Street habían bajado la semana pasada. Pero con el final del conflicto, volvieron a subir. Voy a la compu, me meto en Nueva York y después les aviso".
Una mujer hospitalaria se acercó con lo que definió como "mate telefónico", debe consignarse que muy bien hecho. Sosto (camisa gris y azul de Telefónica, voz gastada de tantos gritos y declaraciones en estos días, banderín de Nueva Chicago en la pared, humor veloz y guiños de picardía de sindicalista de toda la vida) armó un hueco de tiempo para describir detalles de un conflicto con muchos rasgos inéditos.

Los combativos mutantes

Para empezar conviene que repasar brevemente datos de la prehistoria. En la Argentina existió un sindicalismo combativo, la CGT de los Argentinos, que en los años 60 comandaban el gráfico Raymundo Ongaro y el telefónico Julio Guillán. En los 90 Guillán mutó al menemismo privatizador. "Tenía la Lista Marrón, gobernó 35 años el sindicato. Primero se acercaron a Alfonsín, con sus primeras variantes privatizadoras. En los 90 el Partido Comunista estaba con el guillanismo, al que también adherían viejos sectores cercanos a José López Rega. Ya en tiempos de Menem, Guillán perdió unas elecciones pero recuperó el gremio por la división de todos los demás".

Esa especie de raíz cuadrada gremial, que todo lo subdividía (los clasistas iban en tres listas diferentes, por poner un caso) se frenó a partir de ese triunfo marrón del 93. Los derrotados optaron por empezar a trabajar como oposición en forma conjunta y abierta.Había gente de la Comisión Nacional de Gremios Estatales, ex-integrante del MAS, ex socialistas, intransigentes, y de toda corriente imaginable opositora a Guillán, que logró así el paradójico rol de unificar al sindicato, en su diversidad. "Teníamos claro que venía a vaciar el gremio y hacer la política de los privatizadores con los microemprendimientos, que era el modo de convertirse, ellos mismos, en los gerenciadores del dinero de los retiros voluntarios. Además, cometieron una cantidad de negociados", dice Sosto.

De la lista Marrón se separó un sector liderado por Osvaldo Iadarola, actual secretario general de FOETRA Buenos Aires. El punto de quiebre –explica Sosto- fue el de los microemprendimientos: "Iadarola dijo que no podía aceptar esa política y se sumó a la oposición. La consigna ‘no al sindicato patrón’ se cambió por otra no tan de izquierda: ‘No al sindicalismo empresario’, que era lo mismo". Con el menemismo (y el guillanismo) se había llegado a 25.000 despidos en el gremio. La otra consigna, entonces, mencionaba algo que ya en esos años parecía platónico: Estabilidad laboral. Y la tercer consigna podía sonar incomprensible para buena parte del gremialismo vernáculo: Democracia sindical. "Veníamos de años sin que se reuniera un plenario de delegados". Los opositores ganaron las elecciones al guillanismo por pocos votos en 1997. El menemismo, solidario, militarizó el sindicato con la guardia de infantería durante 45 días, para evitar que los triunfadores se hiciesen cargo del gremio. "Reunimos 1.500 obreros en la puerta, Iadarola se sumó al MTA, vino Moyano y compañía, y al final pudimos entrar" enumera Sosto. Al día siguiente se decretó el desalojo judicial del edificio de Perón al 2700, que había sido entregado por como parte de pago por las deudas contraídas en negocios poco comprensibles. La nueva conducción alquiló la actual sede a la UOM (Perón al 1400).

¿Qué panorama encontraron al asumir?

"Por un lado, miles de trabajadores estaban por contrato, fuera de convenio. Les habían dado unos pesos más para que renunciaran al sindicato, y a todos sus derechos. Por otro lado, había 3.000 pasantes. Hacían de operadores del 110 o el 112. Eran estudiantes de las universidades privadas tipo UADE o Belgrano, o también de la UBA. Cobraban 450 pesos y hacían la misma tarea que un telefónico que ganaba 900 o 1.000. Se veían mutuamente como enemigos. La empresa estaba des-sindicalizando todo".

Bailantas en Palermo Chico

En enero de 1998 encararon el primer conflicto. La empresa quería desprenderse de unos 20 viejos trabajadores que recibieron el telegrama de traslado y fueron enviados a una consultora para que los reubicaran en otros empleos. "Nos movilizamos, tomamos la consultora, estuvimos con meses de conflicto tirando cohetazos y demás, pero nos empeñamos en que no sacaran a nadie, porque nos parecía que era el comienzo de una ola de despidos encubiertos".

¿Lo que hacían era un escrache?

"Todo el tiempo. Además, a esos compañeros los hicimos nombrar delegados para que tuvieran fueros gremiales. Al final la empresa terminó mostrando lo que quería hacer desde el principio: mandó 269 telegramas de despido".

La respuesta de los trabajadores fue el primer paro en la era privatizada, en Telecom. Consistió en un escrache con choripanes y olla popular en Austria y Libertador, Palermo Chico, frente al edificio donde vivía Juan Carlos Masjoan, entonces presidente de la empresa.

Informa Sosto:

"Conseguimos un equipo de sonido para canchas de fútbol, y metimos música de bailanta. Pocho la Pantera, todo eso. Y bombas de estruendo. Ahí viven un montón de dirigentes de empresas. En el Ministerio de Trabajo nos dijeron que el gobierno estaba más preocupado por los reclamos de los vecinos de Masjoan que por el conflicto. Ese mismo día dejaron sin efecto los telegramas de despido".

Los celulares delatores

Las telefónicas privatizadas son dos, pero se portan como un reloj (esto ya deberían saberlo los gobiernos), ya que utilizan lo que los trabajadores definen como política del péndulo. Primero pega una, después la otra. "Nosotros aprendimos. Cuando pegaba una, volcábamos todos los activistas y delegados a esa. Pegaba la otra, nos íbamos para la otra".

Como Telefónica intentó repetir el modelo de despidos de Telecom, la olla, los chorizos y la bailanta se trasladaron a Tucumán 1. El problema es que el reclamo, en ese lugar oficinesco, no era tan efectivo. "Dijimos: ¿vamos a quedarnos comiendo chorizos en Puerto Madero? Inauguramos un nuevo método".

Nuevo método: como Telefónica tenía cantidad de oficinas comerciales en los barrios, los trabajadores se dedicaron a ocuparlas. Diseminaron el escrache. Las oficinas cerraban y ya no atendían a nadie.

Los trabajadores observaron que la empresa –como por telepatía- empezaba a detectar qué oficinas iban a ocupar. Y la policía se instalaba a custodiarlas antes de que los trabajadores llegaran. No se trataba de un acto de magia, sino que los celulares de los obreros estaban intervenidos. Eran de Unifón (de Telefónica).

Sosto sostiene: "Hicimos lo siguiente: empezamos a avisar por los teléfonos pinchados que íbamos a tomar tal oficina, y ahí zarpaba la policía para custodiarla. Pero nosotros íbamos a otra. La policía nos seguía y hacía inteligencia. Pero nosotros usábamos códigos, y no nos podían agarrar".

Para contrarrestar los seguimientos personales los trabajadores, por ejemplo, subían a un colectivo y bajaban sorpresivamente para tomar un edificio o una oficina de Telefónica. El reclamo incluía piquetes y cortes de calles, cuando los piquetes –hasta entonces- solo se realizaban en algunas localidades del interior (Cutral-Có y Mosconi, entre las primeras, y comenzaban en La Matanza con el MTD de Toty Flores).

Un total de cuatro conflictos permitió que 1.000 intentos de despidos quedaran en la nada.

Los pasantes rebeldes

Ya en el 2000 hubo 14 despidos de pasantes por haber realizado una asamblea de ocho (8) minutos. Un año después, dos semanas antes del 19 y 20 de diciembre del 2001, los trabajadores y los pasantes tomaron dos edificios de Telefónica (los de las calles Azcuénaga y Talcahuano). "Los pasantes trabajaban casi en la clandestinidad desde los despidos. La propia dirección del sindicato no sabía si tomar esa lucha, que era una cosa nueva. Los viejos veían mal a los pasantes, como que les iban a sacar el puesto. Y los pasantes veían mal a los viejos porque decían que no hacían nada y eran brutos".

Las diferencias se limaron en la práctica y los propios pasantes tomaron los edificios cuando vieron venir el final de sus contratos, y el horizonte de desempleo. "Fue la primera acción gremial directa de pasantes en la Argentina" describe Sosto. Fueron cuatro días de toma de edificios, aquel diciembre. Se logró un acuerdo a partir del cual todos los pasantes con cuatro años de antigüedad, quedaron incorporados. Hoy ya no queda ninguno de los 3.000 que hubo. Todos son telefónicos. Fue una pelea colosal, y la juventud que se pudo ver en el conflicto, todo ese guachaje, es la sangre nueva de este sindicato".

Sosto cuenta que ninguno de esos chicos tenía experiencia sindical, y habían llegado atraídos por la posibilidad de convertirse en ejecutivos o empresarios. Llegaban de universidades privadas o de la propia UBA. "Era la mejor manera de explotarlos y engañarlos. Ningún operador se convierte en empresario".

Agrega Sosto: "Como la UBA no tiene financiamiento, ubicaba a los chicos en las pasantías y se quedaba con un 20% de cada sueldo, para poder seguirfuncionando". Como el péndulo, el mismo conflicto se trasladó luego aTelecom y el Ministerio de Trabajo cometió "el error de su vida" según el sindicalista, al decretar la conciliación obligatoria (cuando se suponía que los pasantes no eran trabajadores convencionales). "El fraude laboral ya no podía esconderse. El propio Ministerio tenía pasantes, cometiendo otro fraude. Y la AFIP, que controla a todos para que no evadan, tiene cientos y cientos de pasantes, con lo cual hacen lo mismo".

Sosto cree que los pasantes telefónicos terminaron por descubrir que lo que les decían los gremialistas era una sencilla verdad: "Les explicábamos que la empresa los iba a usar y a tirar, que ellos eran trabajadores igual que nosotros. El gremio los bancó sin que lo pidieran".

La hora delos sueldos

El primer paso había consistido en evitar más despidos. El segundo, incorporar a los pasantes. "Ahora íbamos por el salario".

En el 2003 hubo un conflicto con todas las características y tácticas anteriores, del que salieron con un aumento de 150 pesos en blanco, 50 pesos en tickets, 50 para viáticos y 500 por única vez para todo el año (otros 50 pesos mensuales). En la negociación se acordó que en agosto del 2004 se volvería a discutir la cuestión salarial.

Los trabajadores no lo olvidaron. Las conversaciones empezaron puntualmente en agosto y terminaron en noviembre, cuando los telefónicos tomaron los centros neurálgicos de Telefónica y Telecom, reclamando un 25% de aumento, historia que acaba de culminar con la aceptación de un 20%.

"Las empresas buscaron partirnos con los medios de comunicación como armas. Mintieron, quisieron confundir. Pero no entendieron que acá no hacía falta tener activistas. Cada trabajador es un activista. Lo que había que lograr era perforar la política del gobierno nacional de no dar aumentos. Y lo hicimos".

¿Cómo toman decisiones, tratándose de organizaciones que en otros ámbitos suelen no poder ni sentarse a la misma mesa?
"La conducción es totalmente heterogénea. MTA, CTA, PO, ex socialistas, ex intransigentes, de todo. Y con eso aprendimos democracia sindical. ¿Quién puede tomar una decisión solo? Ninguno, porque esto se parte. ¿Estamos en condiciones de enfrentarnos entre nosotros y partirnos ante semejante adversario, con todo lo que hay que hacer en este gremio? No".

¿Hay un manejo vertical y jerárquico de las decisiones, al viejo estilo sindical?
"No. Acá no hay verticalidad. Aparecen Iadarola y Marín como un acuerdo entre nosotros, porque representan cada uno a un sector importante. Pero funcionamos con un sistema de vetos cruzados. Si un tema molesta a otro, se deja de lado. Siempre hay cositas, no vamos a engañarnos: esto es política. Pero la verdad es que decidimos hasta cambiar el nombre de Consejo Directivo por Consejo Administrativo, para que se entienda el mensaje. El plenario de delegados es el que toma las decisiones fuertes cuando hay debate. Y los delegados, por ejemplo en este conflicto, decidieron suspender la lucha ad referendum de lo que diga la asamblea. La que manda es la asamblea".

Sosto con un gesto da vuelta una torre imaginaria. "Acá no es que arriba está la conducción. Se dio vuelta. Arriba está la asamblea. Este gremio viene del anarco sindicalismo de los años 20 y todavía los compañeros te dicen que no podés hacer cosas sin consultar a la asamblea. Después vino la época de la dictadura, con Guillán –antes de hacerse menemista- manejando el gremio desde la clandestinidad. No se pierde toda esa experiencia".

Sosto cree que en este conflicto se rompió el criterio de flexibilidad laboral que inundó las relaciones laborales en las últimas décadas. "Acá volvió a existir el escalafón. Además, el gobierno dice que hay que reactivar para dar aumentos de salarios. Bien. Estamos de acuerdo. Pero si no aumentan las empresas que más ganan, ¿quién va a aumentar?"

La duda sigue siendo: ¿cómo lograr que la heterogeneidad del gremio no termine en fragmentación?
"El punto es determinar si uno quiere hacer una agitación marquetinera, o si buscamos cómo llevar adelante un conflicto real. Si la consigna es aumento salarial, ¿qué hacemos? ¿Sacamos un volante del Partido Obrero reclamando? ¿O hacemos todo lo que hay que hacer para que el conjunto de los compañeros se sume a la lucha en serio? El compañero Hugo Moyano vino al conflicto y dijo: somos todos telefónicos. Entonces, si la reivindicación es correcta, justa y calza en la base del gremio, si se discute democráticamente y se aprueba, ahí vamos. Podemos tener muchas diferencias, pero eso es casi nuestra fortaleza. Cuando nos quisieron desalojar uno llamó a Moyano, otro a De Gennaro y otro a Pitrola. Todos estaban con nosotros".

De ese modo, dice Sosto, el intento de desalojo de un piso de Telefónica por parte de 30 patovicas armados, se transformó en la sepultura de la estrategia empresaria. "Nos juntamos todos. Reflejo de clase" dice con media sonrisa cómplice.

¿Cómo estima la actitud del gobierno en esta situación?
"Jugó bien. Creo que no podía hacer otra cosa, para evitar un desarrollo mayor de la cuestión. Esto se potenciaba". Sosto no descarta, sin embargo, que la cuestión siga creciendo: "Ahora nadie va a querer menos de un 20% de aumento. Un sindicato burocrático, ¿cómo le dice a los compañeros que no puede conseguir nada? Le van a contestar: mirá a los telefónicos, ¿quién dijo que no se puede?"

Sigue la secuencia de interrogantes: "¿Quién dijo que no se puede hacer paro? ¿O tomar edificios? ¿O hacer piquetes? Además, se puede hacer que la gente te entienda. Todo el mundo comprendió nuestro reclamo y vieron que nosotros podíamos hacernos cargo de que las comunicaciones siguieran funcionando. El 80% de la sociedad estaba a favor nuestro y no le creyó a los medios ni a las empresas que decían que iba a colapsar el sistema".

El futuro, según Sosto, augura conflictos en Luz y Fuerza, en petroleros, subtes, y en el gremio docente. "Yo creo que marzo del 2005 va a ser otro momento fuerte. Porque si no empiezan las clases en la provincia, ¿qué pasa? Y es un año electoral. Me parece que va a ser un año de muchas luchas, ya hay un piso de este 20% de aumento. Por eso yo no descarto que haya represión".

Alguien acerca otro mate telefónico, y Sosto espera que le cuenten si las acciones de Telecom volvieron a subir en la bolsa de Nueva York.

8 de diciembre de 2004

 

 

IMAGENES DEL CONFLICTO

   
 

 

LOS VIOLENTOS NO SON LOS QUE LUCHAN SINO LOS QUE LOS OPRIMEN
No a la criminalizacion de la pobreza.
Por una navidad sin presos políticos
1º de Diciembre de 2004- Año VI - Nº 118

CONTINUA CONFLICTO TELEFONICO

Hoy por la noche finalizó la audiencia en el Ministerio de Trabajo sin acuerdo entre las partes. Para mañana está convocado un plenario de delegados y una asamblea de trabajadores.

(Fabiana Arencibia-Red Eco) Ciudad de Buenos Aires- A las 21.30 horas de hoy finalizó la audiencia en el Ministerio de Trabajo entre los trabajadores telefónicos y las empresas Telecom y Telefónica. No se llegó a acuerdo alguno porque las empresas no realizaron ninguna propuesta para solucionar el conflicto, posición que los trabajadores consideran como una provocación.

Mañana por la tarde se realizará un plenario de delegados después del cual habrá seguramente una asamblea de afiliados que decidirá que posición tomar ante la intransigencia empresaria.

Los trabajadores continúan en estado de asamblea permanente en los lugares de trabajo. Los pisos séptimo y noveno del edificio de Maipú y Corrientes continúa tomados. Está paralizado prácticamente una gran parte del tráfico de lo que es atención a clientes. También están afectaos los centros comerciales y los servicios de reparación e instalaciones, tanto de líneas básicas como de servicios de Internet.

Las medidas de fuerza se realizan en Capital y Buenos Aires, con un acatamiento total. En el interior del país hubo un paro de 24 horas en el día de ayer y ahora realizan paros de dos horas diarias.

Las empresas acusaban durante el día de hoy a los trabajadores de haber violado las conciliaciones obligatorias. Sin embargo se cumplió la conciliación de 10 días hábiles, luego hubo otra prórroga de 5 días hábiles más que también fueron cumplidos. A partir de ahí se reanudó el conflicto. "Después de 15 días de conciliación obligatoria las partes quedan libres para actuar. Entonces se retomaron las medidas que se habían iniciado. Estamos en asamblea permanente en los lugares de trabajo. Estamos discutiendo permanentemente la situación planteada y no realiza funciones por estar en asamblea", expresó el delegado gremial.

Los trabajadores reclaman un incremento salarial del 25 %, recategorización del personal y eliminación de la tercerización de tareas.

Las mentiras empresarias

Según las empresas los trabajadores telefónicos ganan mas del doble de salario promedio de $ 800. Los trabajadores desmienten estos argumentos. Según la calificación y la categoría solo algunos pueden llegar hasta $1600. "Nosotros no queremos caer en los salarios de miseria que para el mercado laboral privado están pagando a los trabajadores de la mayoría de los gremio. Hay compañeros que están ganando $ 600", comentó a Red Eco, Pablo delegado que está en la toma del edificio de Corrientes y Maipú.

Los gerentes de comunicaciones externas de las telefónicas afirman que desde el año 2000 en adelante las empresas otorgaron a los trabajadores incrementos del orden del 80% . Los trabajadores dicen que esto es falso. "Nosotros somos un gremio que desde las privatizaciones no ha tenido ningún aumento salarial. El año pasado, después de 11 años de congelamiento salarial y de nuestra lucha se arrancó un compromiso de recomposición menor a la pérdida del poder adquisitivo nuestro. Fueron $ 250 y la inflación del último período lo absorbió."

En el momento de la recomposición salarial se firmó un acta de compromiso para discutir el salario nuevamente en agosto de este año. "Cuando comenzamos las discusiones, la empresa respondió con la negativa. Estamos llegando a fin de año sin aumento, por eso la asamblea de los edificios, el cuerpo de delegados y las comisión directiva del sindicato telefónico FOETRA, resolvieron un plan de acción, que es el que estamos llevando a cabo", dice Pablo.

Con respecto a la recategorización hay trabajadores que tienen 20 o 30 años en la empresa y tienen la categoría congelada Las categorías están también vinculadas con la calificación. En estos años se incorporaron nuevos sistemas de trabajo que obligaron a los trabajadores a capacitarse para hacer nuevas tareas. Nunca tuvieron un reconocimiento a pesar de que a las empresas su trabajo le resulta mucho más productivo que antes.

Con respecto a la tercerización, Telefónica y Telecom tienen una forma de funcionamiento que consiste en tratar de hacer todos los trabajos que se puedan con contratistas de otros convenios cuando deberían encuadrarse en el convenio de trabajadores telefónicos de FOETRA.

Telefónica pidió la intervención federal y acusó a los trabajadores de estar incomunicando al país con la toma de las oficinas de la calle Corrientes ya que, en el noveno piso, funciona el sector donde convergen todas las comunicaciones nacionales e internacionales, y amenazó con iniciarles una causa penal. Por el momento ese pedido está congelado pero no se puede descartar esa posibilidad.

Durante el día de hoy en los distintos medios nacionales se involucró a los trabajadores en acciones que pueden dañar las instalaciones. "Nosotros estamos en el edificio sin tocar, ni maltratar, ni romper ningún elemento de trabajo. Esta lucha salarial está en el marco de otras luchas salariales y evidentemente la intención de las empresas es no darnos el aumento porque si lo conseguimos empieza una cascada de luchas por el tema salarial y por las condiciones de trabajo", finalizó el delegado de Foetra.

Red Eco

 

 
  e-mail recibido de los compañeros de Chile...

APOYO A COMPAÑEROS TRABAJADORES TELEFONICOS DE ARGENTINA

Los sindicatos Nº 1 de Telefónica del Sur, Sindicato Call Center S.A., Sindicato Telefónica de Coyhaique solidarizan con los compañeros trabajadores telefónicos de ARGENTINA ante un nuevo atropello empresarial que están enfrentando, ante los legítimos derechos que tienen al solicitar un aumento salarial. También rechazamos las prácticas de los empresarios al despedir a nuestros hermanos compañeros telefónicos.

Los sindicatos antes mencionados rechazan el trato dado a nuestros compañeros y solicitamos a los ejecutivos que tomaron esta decisión a parar los despidos de nuestros compañeros y que no desconozcan la Conciliación Obligatoria dictada por el MT y SS.

Instamos a los trabajadores a estar unidos ante el atropello empresarial y ha seguir luchando, ya que es la única manera de mantener nuestra fuente laboral.


TODOS LOS TRABAJADORES UNIDOS LOGRAREMOS OTRA ARGENTINA POSIBLE; MAS SOLIDARIA, MAS SOCIAL.
FUERZA COMPAÑEROS

SINDICATO NAC. DE TRABAJADORES Nº 1 TELSUR
SINDICATO CALL CENTER S.A.
SINDICATO TELEFONICA DE COYHAIQUE
 

 

IMAGENES DEL CONFLICTO

 
 
 

 
 
 
Solidaridad en conflictos - Taller de Estudios Laborales