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Presentación
La publicación de este material puede parecer inoportuna. Mientras las asambleas populares discuten qué hacer con la deuda externa, la banca y otros temas por el estilo y piden "que se vayan todos", los piqueteros cortan rutas y caminos y los ahorristas ocupan y escrachan a los bancos ¿Cuál es el sentido de presentar un libro centrado en la luca cotidiana de los trabajadores en sus ámbitos de trabajo?
Esta fue una duda importante para los integrantes del Taller de Estudios Laborales (TEL); la elaboración de este trabajo fue iniciada mucho tiempo antes, suspendida y retomada en numerosas oportunidades, a partir de las urgencias de cada momento. En el comienzo de 2002, al evaluar qué tareas privilegiar, surguió la inquietud de la pertinencia o no de continuarlo o dejarlo una vez más para otra oportunidad.
Finalmente decidimos continuarlo por varias razones.
En primer lugar porque más allá de la inmensa importancia del accionar de las asambleas, cacerolazos, piquetes, etc. consideramos que la intervención del movimiento obrero como tal es crucial en la reversión de una relación de fuerzas favorables al capital. En ese sentido, la apuesta al trabajo con organizaciones gremiales no queda en un segundo plano, sino que por el contrario se potencia. El intento de colaborar en el fortalecimiento de los trabajadores en su relación con las empresas es parte de la búsqueda de una mayor participación del movimiento obrero en los demás ámbitos.
También creemos que se ha confirmado algo que aprendimos en numerosos talleres que desarrollamos con trabajadores: la necesidad imperiosa que el movimiento obrero articule su organización y sus luchas con otras organizaciones populares, con los usuarios, con los vecinos, etc. y a la vez con organizaciones de trabajadores de otros países, en la perspectiva que no se puede enfrentar al capital sino es sumando a otros sectores populares y buscando enfrentar la creciente mundialización del capital en su mismo terreno.
A su vez, reafirmamos el convencimiento que la lucha cotidiana en el lugar de trabajo, constituye un aspecto central en la construcción de la relación de fuerzas entre las clases y consecuentemente en la conformación de la clase trabajadora. Por lo tanto el fortalecimiento del movimiento obrero en su enfrentamiento cotidiano con la patronal no tiene que ver exclusivamente con aspectos reivindicativos puntuales, sino que también supone una tarea de construcción de poder. Como afirmaremos reiteradas veces en este trabajo, no desconocemos ni desvalorizamos todos los otros espacios de lucha que existen (la lucha por la democratización de los sindicatos, los alineamientos político-sindicales, el accionar de las centrales sindicales, etc.), pero creemos que la lucha cotidiana en el lugar de trabajo es muy importante pese a que es muchas veces ubicada en un segundo plano (como algo necesario pero no central), o -peor aún- directamente no es considerada.
De eso no se habla
El tema del conflicto laboral en el lugar de trabajo nunca ha sido tomado demasiado en cuenta en los medios de comunicación y en los debates políticos y sociales, y en los últimos años esto se ha agravado. No aparece entre "los problemas que más preocupan a los argentinos" según las encuestas de opinión. Pasaron años desde la última investigación televisiva sobre el deterioro de la salud de los trabajadores en ciertas empresas. Los políticos ya ni siquiera prometen mejorar las condiciones y remuneración del trabajo. Parece que tener trabajo ya es "privilegio" suficiente. Parecería que la única preocupación importante vinculada al mundo laboral es la desocupación y, en menor medida, la precariedad del empleo. El gobierno tiene hasta la audacia de exhibir como un gran logro que cientos de miles de trabajadores se encuentren realizando tareas, en general improductivas, sin ningún derecho ni beneficio, por apenas $150, en el marco del Plan "Jefes y Jefas de Hogar".
Hasta los dirigentes sindicales, por una razón u otra, han relegado este tema muy abajo en sus agendas. Los únicos conflictos que merecen alguna atención son los que estallan en defensa de la fuente de trabajo, que más que enfrentar a patronales que atacan, resisten a patronales que huyen.
¿Será cierto que el único problema de los trabajadores es conseguir empleo o no perderlo?.¿Será que los que tienen empleo están conformes y no tienen problemas con sus patrones o sus jefes?.
A los propios compañeros, en sus trabajos, se los ve muy pasivos. Muchos participan en marchas y cacerolazos, pero en el trabajo no concurren ni a las asambleas.
Y, sin embargo, hay problemas. Podrá no hablarse de eso ni ser noticia, pero el malestar está ahí. Y si hay malestar y hay problemas, hay conflicto.
Empujados por las crisis o usándola como pretexto, muchas empresas están intentando arrancar nuevas concesiones de sus trabajadores: rebajas de salarios, ampliación de la jornada, flexibilización, no pago de aguinaldo, reducción de licencias y vacaciones, menor indemnización que la legal, polivalencia, entre otras cosas.
Por todas partes hay apretes, sanciones, atrasos en los pagos, suspensiones, despidos, ataques a los delegados, abusos, accidentes evitables, enfermedades mal tratadas o no reconocidas, presiones por mayor producción, nuevas responsabilidades, etc..
El lugar de trabajo sigue siendo la primera línea de choque y la última de resistencia. Allí nace la necesidad de luchar y se moldea en buena parte la identidad de clase. En ese conflictro, a veces larvado y otras abierto, que se libra todos los días en el lugar de trabajo, se templa y reconstruye en gran medida el poder de los trabajadores.
Es cierto que el principal motivo de angustia y el factor determinante de la conducta obrera es hoy la inseguridad del empleo y la desocupación. Sin embargo es falso y erróneo considerar que frente a ese problema hay que dejar de lado, no hablar ni hacer nada por los problemas que se dan en el trabajo.
En realidad son las dos caras de una misma moneda. Hay que entender que lo que se resigna y pierde en el ámbito de la producción, aumenta el desempleo y agrava la situación de los desocupados, ya que la mayoría de las estrategias empresarias apuntan en última instancia a reducir personal. Y al mismo tiempo, cuando aumenta el desempleo se agrava la situación de los ocupados, ya que es sabido que a mayor desocupación mayor es la presión a la baja sobre los salarios y las condiciones de trabajo y contratación de los que están empleados. Es un círculo vicioso que cada vez nos hunde más. Y la única forma de romper con ese círculo es resistir tanto afuera como adentro, desocupados como ocupados, por sus derechos, sus reivindicaciones y sus conquistas históricas.
Por eso en este libro queremos hablar de estas cosas. Pensar, debatir y rescatar experiencias, para ver cómo nos organizamos mejor en nuestros trabajos, cómo resolvemos las dificultades y superamos las debilidades, para resistir y ganar.
En primer lugar incluimos un material elaborado por Viviana Cifarelli y Oscar Martinez, que contiene un recorrido por los que consideramos los principales puntos en el debate sobre respuestas del movimiento obrero, elaborado a partir de la información y experiencias discutidas y construidas con numerosos trabajadores en distintas instancias. En ese sentido es el resultado de una producción colectiva de ideas. Quienes firman el trabajo se hacen responsables de la sistematización y formulación de los conceptos, pero en modo alguno pretenden ser sus autores.
En segundo lugar se incluye un apartado específico sobre las nuevas formas de organización del trabajo y los llamados "programas participativos", también conocidos como Toyotismo, programas de involucramiento del personal, etc., estrategias empresarias que constituyen un relativamente novedoso y peligroso desafío para el movimiento obrero. Se presenta una declaración del Sindicato Canadiense del Automóvil (CAW) sobre los mismos, y un análisis de este sindicato y del Sindicato de Comunicaciones, Energía y Papel de Canadá (CEP), sobre las opciones ante estos programas, que nos parece que resume en buena medida nuestra opinión sobre estos temas, con el valor de ser dicho por quienes han llegado a esas conclusiones a partir de su propia experiencia.
Por último, se incluye un trabajo de Guillermo Pérez Crespo, en el cual se hace especial hincapié en las herramientas legales que resultan de utilidad en el accionar cotidiano de delegados y activistas.
Para cerrar esta presentación sólo queremos repetir que con este material buscamos, simplemente, colaborar con aquellos que luchan día a día en pos del fortalecimiento y la acumulación de fuerzas de la clase trabajadora; elaborando, junto a los trabajadores, herramientas y formas de acción que permitan revertir la desfavorable relación de fuerzas actual, y avanzar en la construcción de una sociedad más justa, sin explotadores ni explotados.
Queremos agradecer por último la colaboración de Pablo de Marinis, en la revisión y corrección de esta publicación.
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