Agencia Nodo Sur

Precarización en el gremio de prensa
Escrito por Por Mariana Collante y Yamila Blanco   
martes, 26 de junio de 2007

Noticias de ayer

Pasante, ad horem, suplente, colaborador, bajo todas estas formas de la precarización se puede pasar por el gremio de prensa. Según la investigadora en temas laborales, Viviana Cifarelli, “esta situación se debe al proceso de flexibilización contractual que fue paralelo a la concentración mediática. El escenario fue posible porque, años antes, la política empresaria coincidió con los objetivos de desarticulación de la organización sindical y disciplinamiento de la clase trabajadora que implementó la dictadura militar, a través del terrorismo estatal.  Image
“Cuando la concentración de los medios de prensa se hizo más clara, a comienzos de la década de los 90, a la par se acentuaba un proceso de formas de contratación que configuraron uno de los ejes de la flexibilización laboral –precisa la especialista Viviana Cifarelli, integrante del Taller de Estudios Laborales (TEL).“En ese contexto aparece el concepto `colaborador’ que rápidamente se fue extendiendo a todos los medios y hoy está totalmente naturalizado. En su momento me pareció una figura paradigmática de la precariedad, un ejemplo para el resto del mercado.”

Asimismo, el periodista Carlos Rodríguez actual delegado del diario Página /12 aporta un dato relevante “ya en la década del 70’ las editoriales Atlántida y Perfil comenzaron con el trabajo esclavo y las mayores calamidades en el gremio de prensa”. La política empresaria coincidió con los objetivos de la dictadura militar: desarticular la organización sindical, reducir los salarios y disciplinar a la clase trabajadora, mediante el terrorismo de Estado. Es decir que en los 90 estaba preparado el escenario para las últimas estocadas a los derechos laborales.

“Comencé a investigar a la Editorial Perfil alrededor del año 1993” –relata Cifarelli-. Hice un relevamiento del staff de las publicaciones y lo coteje con los trabajadores que, en ese entonces, eran afiliados a la obra social. Eso me permitió determinar que empezando el proceso de concentración mediática el 30 por ciento del personal eran colaboradores en negro”.

La investigadora destaca que este proceso articuló perfectamente con la inscripción a CUIT, el monotributo y las directivas del ex ministro de economía Domingo Cavallo. Estas obligaron a que toda actividad debía estar anotada en la DGI. “A partir de las política de estado se legalizó la figura del colaborador – señala la especialista-. Es decir, un periodista autónomo, que trabaja para un medio de manera independiente y que, si bien tiene que presentar una cantidad de artículos en un tiempo determinado o una nota de vez en cuando, se le paga exclusivamente por texto. A través de este mecanismo la flexibilidad se da en todos los aspectos, contractual, porque se lo toma como un proveedor más, de un medio de comunicación; de horario, porque debe entregar un trabajo en tiempo y forma determinada sin contar con los beneficios de la relación de dependencia. También, es flexible en su función porque hace tareas que antiguamente estaban separadas, cronista, reportero, etc, divididas y bien establecidas en el estatuto de prensa. Esta legislación quedo totalmente desdibujada ante el avance de la desregulación”.

Poco, poquito, nada

Gimena Fuertes, colaboradora del Suplemento Las /12 explica: “Para trabajar en un medio, primero, llamás y ofrecés un sumario, tres propuestas de notas. Si alguna les interesa, la hacés y te la publican. Así queda establecida una relación casi personal pero que, en realidad, es un vínculo laboral de palabra. Además, el colaborador nunca dice cuanto quiere ganar por determinado trabajo, acepta lo que hay. También puede pasar que te pidan una nota, no publicarla y que nadie te la pague”.

En el mismo sentido, se expresa el periodista Carlos Rodríguez: “En la inmensa mayoría de las empresas periodísticas hay trabajadores en negro o que están como colaboradores. Esta categoría en la práctica es como estar en negro porque no tenés un sueldo fijo, dependés de la buena voluntad del editor. Entonces, un mes hiciste diez notas y cobras un sueldo proporcional, otro mes tenés tres, y en otro, no tenés nada. ”

Además, dentro de los medios se da otro eje de la lógica empresaria, que es: a igual tarea diferente sueldo. Fuertes, cuenta “los pasantes hacen el mismo laburo que un redactor. Si tenés las herramientas técnicas de formación, te mandan a la calle a cubrir pero te pagan la quinta parte de lo que le pagan a tu compañero efectivo”. La trabajadora considera que todas estas practicas son posibles porque “en todos los rubros hubo flexibilización pero en el área de prensa muchos más, por la cantidad de oferta. Incluso periodistas con trabajo fijo deben completar su sueldo escribiendo para otros medios”.

Reclutar y desechar

Clarín y La Nación, solo dos ejemplos, poseen convenios con varias instituciones educativas del área. Entre estas TEA, el Instituto Grafotécnico, el Instituto Superior Crónica y las exclusivas maestrías en la Universidad San Andrés y la Torcuato Di Tella. Esto les asegura, no sólo un futuro personal dócil y agradecido, sino periodistas que sirvan a la causa noble de los multimedios. Gimena Fuertes, resume el concepto en ‘semillero’. “Los estudiantes recién recibidos son utilizados para escribir los suplementos, o los zonales. Son reclutados y, luego de un tiempo, desechados. Estas experiencias –continúa la periodista- forman parte de la naturalización del poder total de la empresa, parece que si ellos me dan trabajo me estuvieran haciendo un favor. Siempre me llamó la atención que la palabra colaborador se percibe como alguien que hace las cosas de onda y no un trabajador que necesita una remuneración para vivir”.

Carlos Rodríguez apunta que “Clarín tiene trabajadores condenados por subversión, por desafiar la línea editorial o porque no se llevan bien con el jefe. Cobran, pero no les dan laburo como una sanción de la empresa y son reemplazados por colaboradores o pasantes que cobran 2 pesos”.

El Estado de las cosas

Viviana Cefarelli indica que “la capacitación y los elementos de cualquier trabajador de prensa, esto va desde un grabador hasta una computadora, todo es asumido particularmente. Las empresas se desligan de esos gastos. Este es otro de los aspectos de la flexibilización laboral, es decir que se configura una tercerización individual, donde cada colaborador monotributista es una empresa unipersonal.”

La especialista, además, agrega que el colaborador tampoco comparte el espacio con otros trabajadores con lo cual atomiza el colectivo de trabajo y dificulta la organización gremial.

Gimena Fuertes impulsa una agrupación de colaboradores hace dos meses y registra esa dificultad. “Es muy difícil coordinar los horarios o los lugares de reunión porque la misma actividad es volátil”

Sin embargo, la trabajadora. advierte ciertos avances y cuenta que “en el último conflicto en Página/12 los trabajadores efectivos tuvieron en cuenta la situación de los colaboradores y por eso logramos un aumento en la remuneración por artículo publicado. Y en la editorial Perfil se logró que los colaboradores participen de las asambleas. ”

Por su parte, Rodríguez reseña cómo fue el conflicto dentro del medio. “El diario estaba obligado a blanquear a la gente pero no lo hacía, y durante más de una año, realizamos asambleas donde el tema se fue metiendo. El colaborador sufre porque depende de la empresa, de la voluntad y simpatía de los editores y también de sus propios compañeros de trabajo. Si nosotros, lo redactores fijos, nos olvidamos de los colaboradores, nadie les da pelota. Hubo que hacer un paro –continúa- que fue tan fuerte que incluyó a la gente de taller, y cuando pararon ellos se logro el blanqueo de los colaboradores permanentes. Colaboradores que tenían nueve años bajo este régimen y que en algunos casos firmaban las notas. También había dos jefes de fotografía que estaban en negro.” Asimismo señala que “en Pagina /12, los trabajadores hemos llegado a algunos avances. En otros lugares ni siquiera existen estos planteos”.

Más allá del grado de flexibilización que imponen las empresas Rodríguez le atribuye responsabilidad a la conducción del gremio, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires -UTPBA- “Se acuerdan de los colaboradores cuando hay que votar. Llega el periodo de elecciones y empiezan a empadronar, pero no implementan ninguna acción concreta para frenar el trabajo precario dentro del sector. Antes, por lo menos peleaban por el básico, negociaban con las empresas para, por lo menos, tener un piso, un sueldo mínimo mas o menos digno, y que no lo manejaran tan arbitrariamente las patronales. Ahora ni siquiera eso” –concluye el periodista-.
 
©2007 - ANS - Agencia Nodo Sur -